En la actualidad, los hoteles son para el disfrute exclusivo de los extranjeros. Algunos de los condominios han sido destinados para organismos del estado, en otros, residen los altos funcionarios del gobierno. Las fábricas son del Estado. El pueblo sólo pone la mano de obra. Los salarios apenas alcanzan para subsistir. Sólo pueden negociar e invertir los extranjeros.
Una de estas fábricas es la Empresa Confitera Habana “La Estrella”, ubicada en Calle Vega y Vía Blanca, en el Cerro, la cual no ha tenido mantenimiento en muchos años. Las máquinas de procesamiento son las mismas del capitalismo. Los hornos donde se cocinan las deliciosas confituras, increíblemente, aún funcionan. Esta fábrica está compuesta por dos edificios. En uno se elaboran las confituras y en el otro el chocolate.
La Estrella tenía un sistema de pizarra telefónica con el que se comunicaban con los departamentos, así localizaban a sus trabajadores si existía algún problema.
La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) cerró el contrato telefónico. La pizarra quedó abandonada al no tener la fábrica presupuestos para pagar.
Dentro del área de la fábrica, queda un teléfono público. A los trabajadores sólo les quedó esa opción para comunicase con el exterior.
Una tarde en noviembre, el horno de las galletas se incendió. Los trabajadores asustados llamaron a los bomberos. Los bomberos tienen identificador de llamadas para saber de donde los llaman. No atienden cuando es teléfono público, previendo que sea una broma. Como el número que los llamaba era público, no creyeron la alarma.
Entre los operadores apagaron el fuego. Nadie se enteró y el que lo supo, no lo creyó.
Los obreros de La Estrella, aún sin teléfono y sin que nadie les haga caso a sus advertencias, temen no tener la misma suerte la próxima vez.