El valor mostrado hasta hoy, no puede opacarse por malentendido alguno. Carguemos juntos a todo galope sobre el corcel de la historia, con Maceo, con Martí, en un a degüello moral contra las mentiras y las injurias que corroen nuestra calma.
De aborígenes raíces, devenidos por azar en orgullosos mestizos, pero por siempre cubanos, somos ese poderoso engranaje llamado a despertar la voluntad del pueblo. Somos un único corazón de acero y no podemos permitir que el déspota lo hiera en un fatal descuido. Nuestra conducta es el estandarte a esgrimir en contra de los desmanes de la tiranía.
Si queremos ganar mentes para la justa causa, debemos cejar en el empeño por opacar al sol con el pregón de méritos personales. Perdones y más perdones, si con ellos entrara la razón y la unidad en nuestras filas.
¡La tarea es mucho mayor que el enojo!
Aún queda mucho camino por recorrer. En honor a la sangre derramada, a las lágrimas vertidas, por el recuerdo de nuestros hermanos ausentes, aléjense pues del alma rencores y enfados, unamos la voluntad con nuestras manos, manos negras, manos Blancas y exclamemos al unísono con una convincente voz “LA PATRIA ESTA POR ENCIMA DE TODO Y DE TODOS”.