Durante tantos años, el amor, el tiempo y el destino han jugado con nuestras almas y corazones, sedientos de amor y lujuria, deseos incontrolados que como pelota en caja de cristal rebotaban en sus paredes, sin lograr salir a saciar las ansias descontroladas de una adolescencia frustrada y una juventud ahogada por la espera cual Penélope por su Ulises.
Cumbres escarpadas, farallones sin fondos, grutas dantescas, ciudades que como espejismos se pierden a nuestro alcance cual Camelote que se nos presenta en nuestro largo y encriptado andar, por los extraños parajes que las caprichosas parcas tejen como nuestro destino, destino que no podemos aceptar pues claudicaríamos ante el capricho y la modorra del tiempo.
Alcemos nuestras dagas al diario combate y como quijote enfrentemos nuestros miedos convertidos en molinos de vientos que se alzan como inmensos gigantes cortándonos el paso, alcémonos como Sir Lancelot y raptemos a nuestro amor, alcémonos como el cid campeador y expulsemos la oscuridad de nuestros corazones, alcémonos como sir Erick y demos muerte al dragón de nuestras entrañas, hagamos todo eso y más seamos el Espartaco de nuestro tiempo y destino, pero no perdamos de vista la orilla hagámoslo todo antes de que el sol toque el horizonte, hagámoslo pero hagámoslo de la mano de nuestro amor, aquel capaz de engendrar la más cruenta furia en nuestras frías almas o el mas cálido y tierno amor en nuestros corazones, de tu mano si, de tu mano quiero recorrer el mundo.
Quiero sembrar árboles, quiero enseñar a leer las antiguas leyendas, esas leyendas que mantienen la niñez bravía esa niñez que enseña a soñar y mantiene vivo al mundo; por todo esto te pido que en tu andar te armes de paciencia, deseos y cuantas cosas quieras llevar en tu cuévano pero nunca olvides esa niña que eres, solo así podrás compartir a mi lado, la inmensa gloria de salvar el mundo y devolver los sueños de libertad a nuestros infantes y junto a ellos sentarnos en la escarpada colina a contemplar nuestra obra que no será otra que el renacer del amor, la virtud y los sueños que hacen posible que yo te escriba estas líneas…