El Estallido Social del 11 de Julio en Cuba está siendo silenciado por una férrea represión ordenada públicamente por el “presidente designado” en el poder. Además de los abusos y excesos policiales, hay una profusa propaganda para desvirtuar la esencia de las protestas, que resulta imposible de defender, cuando decenas de ciudades cubanas se desbordaron pidiendo “Libertad” y expresando “Ya no tenemos miedo”. ¿Por qué la dictadura no atiende eso?
Aquellas personas que en la isla todavía apoyan la dictadura deberían analizar las causas por las que intelectuales comprometidos con “el proceso” han escrito críticamente respecto a la respuesta que la dictadura está dando al grito de protesta de aquella parte del pueblo de la isla menos favorecido. Pero sólo mirar lo que dicen los intelectuales comprometidos es razonar con cabeza ajena, debemos analizar esas preguntas, origen del estallido, de manera personal.
¿Por qué la dictadura paga el trabajo dentro de la isla con un dinero que no tiene valor y vende a ese mismo pueblo en moneda libremente convertible?; ¿Por qué es el ejército quien controla el envío de las remesas que el exilio envía a sus familiares?; ¿Por qué ahora, después del Estallido Social, la dictadura decide “permitir” entrada de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad, en cantidades ilimitadas?; ¿Por qué no se le permite a los campesinos vender sus cosechas libremente al pueblo necesitado?; ¿Por qué la dictadura decide hacer la conversión monetaria en medio de una pandemia cruel y de una situación económica compleja?; ¿Por qué el partido dice permitir empresas privadas y la dictadura no las autoriza?
Ninguna de esas preguntas tiene una respuesta asociada al embargo norteamericano. Resulta que la dictadura castrista no responde positivamente el cuestionario anterior, para presionar a EUA a levantar el embargo, tomando las penurias de la población como rehén, ignorando la situación crítica en que coloca a la población con sus demandas políticas sin mirar a su pueblo.
Para todos los observadores de la política cubana, sean cubanos de dentro o de fuera del país –que tienen iguales derechos, como lo tuvieron José Martí y Fidel Castro, ambos en el exilio– a, no sólo opinar sobre su Patria, sino también a actuar contra una dictadura que desprecia a su pueblo, en momentos que un Estallido Social provoca la peor de las represiones posible.
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