Uno de los tribunales que condena a los inocentes que protestaron el 11 de julio. Foto: commons.wikimedia.org
El reciclaje y la corrupción de los tribunales revolucionarios en el régimen cubano de principios de la revolución, se ha puesto de manifiesto hoy día en los circos romanos donde los verdugos, digo; fiscales y jueces de la dictadura Castro Canel están arrojando a los leones las almas inocentes que protestaron el 11J.
Me comenta una persona entrada en los 70 años de edad, que los juicios sin garantías procesales de ningún tipo en los que están condenando a los manifestantes del 11J, es papel carbón de los llamados tribunales revolucionarios de la primera década de la revolución cubana del siglo pasado.
Donde los procesados eran acusados falsamente por testigos comprados y comprometidos con los fiscales y jueces revolucionarios. Añade que en la mayoría de las ocasiones la verdadera realidad era que se saldaban cuentas particulares contra personas inocentes sin pruebas acusatorias en su contra.
Uno de los casos más sonado entre muchos otros, fue el juicio contra el coronel Sosa Blanco el cual se televisó para toda la nación. Estando en el poder el desaparecido dictador Fidel Castro, una periodista le preguntó si la revolución había cometido alguna injusticia en aquellos juicios. A lo que el fallecido caudillo respondió de una forma sarcástica, que condenaron a muerte al coronel Sosa Blanco confundiéndolo con el verdadero culpable.
Los jueces y fiscales que hoy día envían a prisión con largas condenas a estas personas inocentes, en sus almas se está manifestando de igual forma que el espíritu asesino del Che Guevara, quien como dios y amo de la Cabaña y funcionando como fiscal y juez condenó y ordenó el fusilamiento de muchos militares y cristianos inocentes.
Tal como sucedió en aquellos años de inicio de la revolución, Fidel Castro como aprendiz de dictador ante tamañas injusticias. Se lavaba las manos al estilo de Poncio Pilato, alegando que esos asuntos eran única y exclusivamente autoridad de los tribunales revolucionarios. A sabiendas de que la verdadera realidad ha sido que tal tipo de decisiones le correspondían única y exclusivamente a su persona. ¿Acaso se puede creer que para condenar y fusilar de igual manera a un grupo de sus comandantes que se viraron, al ver como él traicionaba la revolución era decisión de los tribunales?
Hoy día el silencio del puesto a dedo de Díaz Canel más las desvergonzadas declaraciones del llamado Primer Ministro Marrero, afirmando que los condenados estaban al servicio de una potencia extranjera, confirman las injustas decisiones y a la vez copian al papel carbón la posición de Poncio Pilato, quien en su interior estaba consciente de la inocencia de Cristo y él cómo gobernador de Judea tenía el poder para dejarlo en libertad. Al darle la espalda lo condenó a muerte, ¿Si existe algo más parecido a las víctimas del 11J sería pura coincidencia?
Como escribí al principio de este artículo, la agitación revolucionaria más ese espíritu de “justicia” que se apoderó de aquellos fiscales y jueces corruptos que al principio de la revolución condenaron a muchas almas inocentes a prisión y otras a muerte. Se ha reciclado con la misma corrupción de entonces, en los jueces y fiscales de la llamada revolución cubana en la actualidad.
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