La provincia de Cienfuegos, al centro sur de la isla de Cuba y a unos 280 km de La Habana, la capital del país, se ha convertido en el epicentro de la pandemia. De acuerdo a cifras oficiales, cuestionadas por la población e incluso trabajadores de Salud Pública , los casos positivos sobrepasan los 2000 diarios. Aún y con toda las dudas, lo cierto es que las autoridades sanitarias han debido reconocer a regañadientes que los hospitales han colapsado, que el personal medico está agotado y que escasean los insumos médicos y medicamentos esenciales para paliar la enfermedad.

 

En la medida que el escenario se complejiza las posibilidades de ser adecuadamente atendidos cuando se acude ante un médico se hacen cada vez más rara. Y no es que los facultativos hayan perdido la sensibilidad, es que no se alcanzan. De acuerdo al testimonio de algunos de ellos cada día se ven forzados a atender cientos de pacientes sin contar con las mínimas condiciones de trabajo o garantías de seguridad, lo que puede resultar en mala praxis y hasta en daños irreversibles como la muerte del paciente.

Yenerky Padrón,joven maestra de 24 años de edad que vive en la Ciudad Electro Nuclear (CEN), lo sabe por experiencia.

 

Quedó embarazada en noviembre, “una gestación perfecta en la que siquiera tuve problemas de presión arterial”. Todo cambió el 30 de julio del 2021 cuando le pusieron la vacuna contra la Covid. “Ese día, sobre las 8 de la noche, empecé a perder líquido. Inicialmente me llevaron al policlínico y de ahí para el hospital provincial”  Ingresó en el hospital a las 2 de la mañana el 1 de agosto y ya desde entonces reconoce que la atención que le prestaron no fue buena.

 

De acuerdo a su cuñada Leyani Herrera Ponce, en todo momento estuvo acompañándole. “ No encontramos nada que nos llevara al hospital porque la CEN está en cuarentena y no había ni carros ni ambulancia. Ella había expulsado una flema con sangre en la casa, tenía un poco de dolor. Tuvimos que andar el barrio entero para poder conseguir un vehículo, eso fue dos o tres horas después de que se presentaran los síntomas. Cuando llegamos al policlínico ya ella tenía contracciones. En el policlínico del lugar donde vivimos le pusieron un suero para que se le fueran las contracciones. Algún tiempo después nos remitieron para el Hospital Provincial. Estuvimos esperando como 5 horas que apareciera una ambulancia. La ambulancia en que viajamos venía con un caso grave de Covid. Cuando indagamos que aquejaba a aquel paciente nos mintieron, nos dijeron que no era positivo, luego supimos que sí, que era positivo.

 

“De acuerdo a las declaraciones de Padrón, estando en el hospital los médicos le dijeron que no era líquido amniótico sino secreción vaginal. Le tuvieron ingresada hasta el día 3 cuando le dieron el acta. “Yo le dije a la doctora que me sentía mal, que me hicieran un ultrasonido y la doctora no me quiso hacer ni un test rápido ni un ultrasonido en esos momentos”.

 

“En mi vida había visto un flujo parecido a una menstruación. Ella repitió la expulsión de ese líquido dos o tres veces en esos dos días. Al otro día, para que le hicieran el ultrasonido que llevaba, yo tuve que caminar el hospital entero y buscar al ginecólogo y le vinieron hacer el ultrasonido a las 4 de la tarde. Tuve que decírselo a la enfermera más de 500 veces en el día y ella lo único que me respondía era que debía esperar a que el ginecólogo me llamara”nos cuenta Herrera Ponce visiblemente molesta.

 

Mientras conversamos Padrón recuerda que la doctora le dijo que la mandaría para un motel donde estaban ingresando a las embarazadas, pero cuando se halló fuera del hospital donde esperaba la ambulancia, el chofer le informó que le habían ordenado trasladarla hasta la casa.

 

Herrera Ponce confirma lo dicho por su cuñada. “Cuando la ambulancia nos sacó del hospital quería llevarnos para la casa, yo le dije que no, que nos llevara para el policlínico. Fui directo a ver a la directora del centro. Ella se asombró,nos dijo que cómo podía ser eso, que Yenerky tenía que estar ingresada. Llamó a todos lados, porque según su criterio mi cuñada tenía que permanecer donde hubiera médicos y condiciones para atender su avanzado estado de embarazo. Al final, después de tanto gestionar un ingreso nos dijo que fuéramos para la casa que al siguiente día nos vendrían a recoger”.

 

El marte 4 de agosto trasladaron a la joven embarazada hasta un Hogar de Maternidad donde le hicieron un test rápido dando positivo a la Covid. Le remitieron una vez más para el hospital. “Ya en el hospital me dejaron sola con todos los que tenían la Covid, !yo con más de 37 semanas de embarazo!”

 

“A Yenerky la fueron a recoger en un taxi, le dijeron que tenía que ir sin acompañante porque iba para el Hogar Materno. Cuando llegó al lugar indicado la auscultaron, la revisaron un poco y a pesar de que seguía teniendo pérdida de líquido le dijeron que tenía que regresar, que no estaban recibiendo nuevos ingresos porque allá habían casos de Covid. Después de insistir en que se sentía mal una enfermera se compadeció de ella y le dejó permanecer allí esa noche aislada en un cuarto pequeño”recuerda Herrera Ponce.

 

Al día siguiente la remitieron por segunda vez para el hospital. “En esta ocasión los médicos me atendieron muy bien, me revisaron muy bien, pero me devolvieron otra vez para la casa, sabiendo que había perdido el tapón mucoso y que estaba positiva de la Covid, porque ya habían llegado los resultados del PCR”.

 

“ Toda la atención que le dieron a Yenerky fue por mis reclamos. Yo, corriendo, buscando, viendo a éste y aquel médico, haciendo preguntas, arriba de los enfermeros constantemente para que le trataran como tenían que tratarle”.

 

“Cinco días después le hicieron el test rápido a la gestante y dio negativo. “Ese día me hacen un ultrasonido y se vé que tengo pérdida de líquido. Yo le dije a la doctora que no sentía el niño, que normalmente se movía mucho y que no lo sentía y ella me dijo que me tomara tres litros de agua y que cuando comiera me acostara del lado izquierdo que ya lo iba a sentir. Me lo sentí dos veces. Le comuniqué a la doctora que algo no andaba bien y ella no me hizo más pruebas en espera de que llegara el día siguiente. Al otro día cuando me hicieron el ultrasonido ahí fue cuando me dijeron que estaba muerto” rememora anegada en llanto.

 

De acuerdo a Herrera Ponce: “Le vinieron a ver el corazoncito al niño como estaba, la auscultaron una vez, un momentico, para que ella se tranquilizara. Ella dijo que no sentía casi al niño, ellos no fueron a más nada. !Una madre sabe! lo tuvo 9 meses en el vientre. Ella sentía que no estaba bien, no le hicieron caso, no les importó”, sentencia.

“Una vez que se confirmó la muerte del bebe me mandaron para la sala y me dijeron que tenía que esperar a hacerme unos análisis. Los análisis me los hicieron a las 9 de la mañana, eran las 5 de la tarde y no estaban los resultados, hasta que mi familia fue y discutió con el médico, fue cuando aparecieron los resultados”.

 

La desconsolada joven narra que no le quisieron inducir el aborto ese día porque supuestamente estaban asistiendo a un parto. Al otro día la llevaron para pre parto a las 6 de la mañana y le pusieron un suero abortivo a las 6 de la tarde. “Lo expulsé el 14 de agosto a las 2 de la mañana”, concluye llorando.

 

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