La justicia cubana al servicio del estado. Foto: commons.wikimedia.org
Cuando el dictador Benito Mussolini, gobernaba Italia y acuñó la frase el Estado soy yo. No se imaginaba que ese lema iba a gozar de tremenda popularidad, amor y tendría un gran efecto en las dictaduras de izquierda que más adelante se levantarían por el mundo.
Ese eslogan lo adaptaron a sus regímenes; el fascista Adolfo Hitler, José Stalin en la desaparecida Unión Soviética y demás naciones que en el continente europeo fueron obligadas a gobernar con el sistema socialista.
A otras regiones del mundo se expandió como un cáncer ese espíritu siniestro o sistema político como quieran llamarle, en África, Asia y América Latina. En este último continente mencionado, naciones como Venezuela, Nicaragua y Cuba todavía sus regímenes gobiernan bajo ese eslogan.
Para nadie es un secreto que el régimen cubano y su dios Fidel Castro han sido el Mesías a seguir de las demás dictaduras en el área.
Fidel Castro era el Estado, como lo fueron Mussolini, Hitler y Stalin, todos los organismos estatales tenían que rendir cuentas ante estos tiranos y obedecer sus órdenes, aunque estas fueran en contra de la constitución y sus leyes. A fin de cuentas ellos eran el Estado.
Los jueces y fiscales cubanos encargados de impartir justicia según las leyes penales, a la hora de ejecutar las sentencias ante las pruebas presentadas en los procesos penales de carácter político, no tenían ni tienen en cuenta la inocencia del acusado si esta era probada por la defensa, solamente les preocupaba quedar bien con el Estado socialista.
De ahí las condenas exageradas e inhumanas que se están aplicando a los procesados del 11J. La extrema izquierda no se puede dar el lujo de tener competencia, se creen eternos sin manchas ni defectos. Hay que aplicar un escarmiento para que estos hechos “vandálicos” no se vuelvan a repetir, la verdad de los acusados era hechada en sacos vacíos.
Vienen a mi mente los asaltantes del cuartel Moncada en Santiago de Cuba el 26/7/1953; es decir, los miembros del Movimiento 26 de Julio de acción y sabotaje.
Violaron las leyes constitucionales en aquel entonces, asesinaron, alteraron el orden público establecido y con todo ese saco de ditos, que era para cumplir cadena perpetua, fueron libres por una amnistía gubernamental. ¿Qué hubiera sucedido si los juristas de entonces fueran propiedad del Estado y las leyes fallaran a favor del sistema de gobierno imperante?
Para los juristas cubanos propiedad del Estado, ni sus familias, la humanidad y la inocencia probada por los implicados está por encima de las doctrinas del Estado que los gobierna como su dueño. La toga y la balanza que usan no es la de la verdadera justicia, sino la toga de las doctrinas del régimen, de ahí el temor que sienten porque en un futuro sean enjuiciados por el mal uso de las leyes y corromper la justicia.
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