Los regímenes totalitarios como el cubano necesitan de vitrinas con las que deslumbrar a los incautos. Pocos logros tiene que mostrar el régimen cubano a no ser aquellos que la maquinaria propagandística se ha encargado de construir a golpe de artilugios e ilusionismo.
Usualmente, cuando se habla críticamente del sistema comunista establecido en la isla, los acólitos de la izquierda acuden al manido argumento de que si bien la isla pasa por momentos difíciles debido a factores externos como el bloqueo o la agresividad imperial, es capaz sin embargo de mostrar logros extraordinarios en áreas como la educación y la salud.
Si para algo a resultado útil la actual crisis sanitaria provocada por la covid 19, ha sido, que nos ha permitido visualizar las carencias, distorsiones, anomalías, que están presentes en el esquema de salud pública cubano, y que usualmente no vemos por la gruesa capa de interesados mitos y fábulas, que buscan vender la idea, de que en este ámbito Cuba no tiene competencia.
Por medio del presente trabajo busco hacer una aproximación, una radiografía para mostrar cómo se ha comportado el sistema sanitario cubano bajo presión, que tan exitosas han sido las estrategias utilizadas, cual ha sido la capacidad para satisfacer la demanda de personal, fármacos, insumos, trasporte; en fin, todo lo que conforma a un sistema médico sólido.
Falta de transparencia
Uno de los problemas más visible durante el periodo pandémico ha sido la falta de transparencia en la información vinculada con los contagios, las muertes, las condiciones hospitalarias, las carencias de medicamentos e insumos, entre otros, vieja práctica de los regímenes comunistas que suelen filtrar la información que recibe el ciudadano, buscando que ésta no contradiga el mundo idílico de percepciones que le ha construido el régimen, tendiente a justificar el estatus quo.
Toda la información relacionada con la covid en Cuba emana de comunicados oficiales diseñados según las coordenadas estratégicas que enmarca la política comunicacional del Partido Comunista.
Como en la guerra, han establecido un centro de crisis con un mando único dirigido por militares y funcionarios del PCC al que la prensa oficialista está totalmente supeditado. Los periodistas tienen que reproducir, a manera de copia y pega, lo que esta entidad les comparte, no siéndoles permitido cuestionar o alterar lo dictado, siquiera pueden elegir los tiempos de publicación.
Pero estas reglas van más allá de la prensa. Ningún ente que acceda a información “privilegiada”, ya sea un funcionario, un profesional, un técnico, un camillero de hospital puede divulgarla si no está autorizado para ello, so pena de enfrentar una sanción que puede ir desde un llamado de atención, hasta el encarcelamiento por delitos como, “Difusión de noticias falsas” o “Revelar secretos de estado”.
Tal fue el caso del periodista oficialista vinculado al diario Granma, José Antonio Torres, condenado en junio del 2017 a 14 años de prisión por el delito de espionaje, luego que publicara varios trabajos investigativos donde denunciaba actos de corrupción gubernamental.
Las estadísticas como herramienta distractora
Entre los críticos de la política comunicacional del régimen existe quien opina que el gobierno no comparte datos sobre la situación epidemiológica de la isla. Esta aseveración no es totalmente cierta. La verdad es que el gobierno si comparte estadísticas, incluso en demasía ocasionalmente. El problema no deriva de la cantidad, sino de la calidad de estos datos. Lo que usualmente ocurre es que los datos ofrecidos son incompletos, fragmentados, inconexos, inexactos, descontextualizados, secundarios, sin contenido esencial, en otras palabras, pura viruta.
Objetivamente, el propósito de la política comunicacional a la que nos hemos estado refiriendo no es informar, es propagandizar, es edulcorar, apuntalar la deficiente gestión gubernamental ante la crisis, sostener esa visión de mundo onírico contraída en la psiquis del ciudadano por medio de la manipulación.
Sin embargo no todos quedan atrapados dentro de la matriz. Para el científico cubano Eduardo López Collazo el gobierno cubano carece de transparencia. Fue así como se lo expresó a Diario de Cuba: “Una de las cosas que caracteriza al Gobierno de Cuba es la poquísima transparencia, digan lo que digan, son extremadamente oscuros. Es difícil analizarlo cuando no existen datos claros, son siempre muy edulcorados… Otra cosa y que lo digo claro, yo de las estadísticas cubanas no me fio absolutamente nada, no me las creo jamás”.
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