Lo que voy a contar aquí, sé que estará sujeto al amago de interpretaciones diversas: consideraciones, sospechas, como a sarcasmos de toda grey que, de seguro el universo de las redes sociales pueda intuir y distribuir libremente. Lo afrontaré con humildad y no responderé a requerimientos o preguntas algunas sean estas de quienes procedan. Únicamente dejaré plasmado el testimonio que leerán a continuación, dado que como reza en el título arriba, quienes me soplan al oído lo que deba yo relatar, proceden de seres absolutamente anónimos, a quienes desconozco e ignoro su identidad y origen.
La información va dirigida a los cubanos y al mundo en general involucrados en este tema relacionado a la isla en lo particular. Pero, en especial, para el pueblo cubano víctima principalísima que ha sufrido la trágica historia de estas más de seis décadas de despotismo criminal castro-comunista y que en poco se producirá su colapso. Aún más directo, va a los ciudadanos que han permanecido en la isla a expensas de vivir día tras días bajo el yugo de la tiranía, sujetos a la depauperación sistemática en que ese régimen ha sumido a toda nuestra nación.
Es muy probable que por la largura del artículo tenga que desarrollarlo en dos posts diferentes, con la premisa a no cansar a los lectores y, personalmente para mí mismo, evitarme la fatiga que esta clase de exposición entraña concretar, por lo cual, se deba observar la mayor objetividad a más de cordura.
No voy a ahondar en cifras ni a dar detalles descriptivos económicos, salvo lo referido a sustentar lo que deba exponer. Todo concerniente a rigores informáticos verificables en cuanto a datos económicos sobre la Cuba antes de 1959 que aparecen en Internet u otras publicaciones actuales, están viciados de inexactitudes, desinformaciones, mentiras y bloqueos de datos reales, suministrados principalmente por el maniqueo seudo intelectual a cargo de los plumíferos del castrismo.
Por otro lado, propaganda de izquierda, en su gran mayoría prejuiciadas de antiestadounidenses, malintencionadamente han sido corifeos y vocingleros en llenar páginas fraudulentas, donde casi es imposible constatar que es cierto y lo que no lo es de la realidad cubana, correspondida, por ejemplo, sobre su producto nacional bruto (BIP) y los estándares de su presupuesto económico anual en cuanto a productividad, bienes, servicios y el crecimiento de su consumo interno y la baja inflacionaria antes de la fecha de marras; aunque de todos modos, esto puede muy bien ser verificable con claridad y ajeno a triquiñuelas ideológicas.
Es decir, público en general, economistas, académicos o entidades muy dados a las premisas y lo exhaustivo sobre la objetividad incuestionable; aunque por muy bien intencionadas sean sus solicitudes, tampoco abordaré respuestas ni expondré comentarios, por lo cual de ante mano, a todos pido mis más sinceras disculpas. Únicamente debo describir lo que sigue:
Año 1959
Al momento en que un grupo de forajidos guerrilleros tomaran por la fuerza el poder en Cuba, el presupuesto anual de la nación estaba fijado en estándares de un monto no menor a $ 3, 100, millones de dólares, con reservas en oro valorados a más de $ 500, millones. El per cápita por habitantes alcanzaba un monto de $ 431.00 dólares, que para una población de un poco más a seis millones de habitantes, para la época, resultaba muy superior y pujante, con relación a muchos países de Iberoamérica e incluso de Europa y Asia.
Pese a que Fulgencio Batista y varios de sus compinches a la hora de dejar el poder sustrajeran sumas considerables del erario público, el país estaba suficientemente repleto en sus arcas. Siempre se supo por entonces, que Fidel Castro y su tropa habían conquistado una gran fortuna, por lo que hubieron hecho un negocio redondo: “tiraron cuatro tiros y se ganaron un país lleno de tasitas de oro,” decía el vulgo.
Todas aquellas reservas, muy pronto fueron dilapidadas en las disparatadas acciones inconsultas en que el castrismo, y Fidel Castro en lo personal, se emplearía en llevar las riendas de la nación a su personalísimo antojo. Su delirio de grandeza y megalomanía, viéndose dueño de lo que quedara de la riqueza de más de 50 años de República, este se dio a la tarea en crear organismos de subversión y desestabilización en países de África, Asia y, sobre todo, en América Latina. De igual modo, los grupos terroristas del IRA irlandés como la ETA vasca en España, estaría Europa en el eje del derroche, hasta la ruina total en que dejara lo que es la Cuba de hoy.
Pero, parte de aquel monto anual proveniente de la República, no se hallaba en las bóvedas del Banco Nacional de Cuba. Por concepto de los tratados comerciales entre E.U. y Cuba que alcanzaban un 93% de las inversiones extrajeras por el país del norte, una suma considerable de los ingresos pertenecientes a la isla, tanto en moneda dura como en oro, se había quedado reservado en las bóvedas de la Reserva Federal de E.U. y donde, desde entonces después de 62 años, aún allí permanece. Se estima dicha cantidad en reservas a la manera de un Fideicomiso que, por concepto de intereses durante todos estos años transcurridos, ha duplicado exponencialmente al monto original.
La ruptura con los Estados Unidos
Desde los primeros meses de arribar al poder los guerrilleros, se vieron arropados por un capital político de casi todos los sectores populares de la nación que ansiaron la caída de Batista. Una vez conseguido el propósito, se esperaba poner en marcha la restitución inmediata de la Constitución del 40, elecciones libres en un breve plazo y la devolución de las libertades plenas a toda la ciudadanía; amparado justamente bajo el ordenamiento democrático como decretaba aquella constitución.
Fue precisamente lo que el nuevo embajador de E.U. Phillip Bonsal en conversaciones privadas, le pidió que hiciera al nuevo gobierno encabezado por Fidel Castro. Este último le había estado exigiendo a E.U. por mediación de Bonsal, la devolución de los activos que Cuba tenía depositados en las bóvedas de la Reserva Federal de aquel país. Pero el diplomático le aseguró a Castro que lo mismo les había estado solicitado Batista a E.U. y que siempre le fue denegada la petición, dado el rompimiento del orden constitucional por el golpe de estado que Batista había ocasionado. Le aseguró a Castro que, en caso a que el nuevo gobierno llamara a elecciones libres, verificables y transparentes bajo el orden de una democracia plena donde los tres poderes constitucionales estuviesen garantizados, sería imposible para E.U. oponerse a la demanda a la nueva dirección del país que surgiera de las urnas, por lo que las relaciones y tratados comerciales con E.U. de igual modo estarían a buen recaudo baja la ley.
Ante la negativa de E.U., Castro lo tomó como un insulto. Respaldado al amparo de su capital político que lo seguía en Cuba, su soberbia divisa la puso en el derrotero de enemistarse y en enemistar a todo el país en contra Estados Unidos. “¡Elecciones para qué!” Fue la primera gran consigna que Castro enarboló y manipuló en las intenciones de los cubanos. Así se daría inicio al camino de ilegalidad y arbitrariedades que hasta el día de hoy no han cesado.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
La URSS y el comunismo como tal, no estaba en la ecuación de los Castros. Fue su chivo expiatorio, donde los comunistas del patio aprovecharon y vieron su momento. Empero, era este un hueso difícil de digerir para Fidel Castro. Sin embargo, el nuevo gobierno se había peleado de manera insensata e irresponsable con E.U. con gran parte de Latinoamérica, y aún peor, con un gran sector de sus conciudadanos, habiendo fusilado y encarcelado a largas penas a muchos de los que consideró, no adversarios, sino enemigos, incluido a muchos de quienes les habían apoyado en su guerrilla.
Fidel Castro, además de haber decapitado todos los sectores productivos y de servicios del país, y sin ya tener otro asidero a donde acudir para cubrir su megalomanía y llevar a cabo sus planes personales. no cedió en su ideario de convertirse en adalid de todo el continente latinoamericano como el “nuevo Bolívar”.
Después de haber agotado sin resultados viables, todas las reservas monetarias asentadas en el Banco Nacional de Cuba, e intentando recuperar la economía del país para no caer de plano en las garras de la URSS, fue en que Castro, al frente del gobierno, movilizara a toda la nación en un arranque desesperado por hacer una zafra de 10 o más millones de toneladas de azúcar. Tal ilusión era indispensable, cosa de aprovechar el buen precio que este producto alcanzaba en esos instantes en el mercado mundial, con lo cual el país cubriría las deudas contraídas con otros países, y en especial con la URSS, con lo cual proseguir en lo adelante y, a manos libres, con sus planes de subversión extraterritorial.
Pero el fracaso de la “gesta” lo hizo acudir al redil, y a Castro no le quedó otra alternativa que vender su alma y de toda la nación cubana a los intereses y designios de la Unión Soviética, protagonizando la tiranía totalitaria más larga, contumaz y despreciable jamás conocida en el hemisferio occidental.
Los restos del erario público cubano
No puedo referir la suma real en dólares y oro perteneciente a la nación cubana asentados en la Reserva Federal de E.U. No obstante, cálculos conservadores estiman que alcancen (incluyendo a ambas), a una friolera de no menos a 5 trillones de dólares. Como es obvio, y, muy a propósito para el bien y beneficio de la nación cubana, este tesoro, por el momento, también está sujeto bajo la protección del embargo estadounidense contra el régimen de la Habana.
Toda la bandada de papagayos que claman la supresión del embargo; unos por ignorancia y otros por serviles al castrismo, desconocen cual es el interés cierto e íntimo en que el régimen de la Habana cifra sus ansias, dado a su empeñado intento a que el embargo (y que ellos maliciosamente llaman “bloqueo”) se logre levantar solo para el beneficio en exclusivo del castro-comunismo, y que, por obra y gracia a su tiranía, se adueñen de esos tesoros de la nación.
No en balde, tanto primero a cargo de la ley Torricelli, como más tarde la ley Helms-Burton, se consiguió finalmente poner un candado seguro a la ley del embargo, previéndose la posibilidad que, en cualquier instante futuro, pudiera llegar a la Casa Blanca un inquilino de ideario no muy acordes a la democracia estadounidense y que festinadamente y de manera oprobiosa, le regalaran al régimen de la Habana las riquezas cubanas logradas por más de un siglo de trabajo de toda una generación.
En el artículo próximo abordaré lo siguiente:
- A) Lo que puso el expresidente Barack Obama sobre la mesa al régimen en las conversaciones de la Habana a puertas cerradas, y por qué los castros se asustaran al extremo de responder a Obama con la virulencia con que lo hicieran.
- B) Por qué los cubanos debemos salir de una vez y por todas de las garras del castro-comunismo, recuperar las libertades ciudadanas y reestablecer de inmediato la vía democrática.
- C) Qué beneficios económicos de envergadura le aguarda a cada cubano una vez conseguido lo estipulado en el acápite B.
- D) La Carta Magna Constitucional refrendada por toda Cuba en el año 1940, aún está vigente y a la espera de su restitución.
- E) El Plan Marshall para Cuba una vez derribado el muro de Berlín del castro-comunismo.
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