
Qué orgullosos estarían los próceres del Ejercito Libertador de Cuba con sus hijos, quienes se levantaron en protestas civiles en un solo cuerpo a la vez en todo el país. Esto es a sabiendas que el régimen opresor es cruel y despiadado, que durante 62 años ha utilizado deliberadamente y sin censura el terror de estado, el adoctrinamiento intelectual y escolar, el control de la alimentación y la medicina para subyugar al pueblo y atarlo a una sociedad de miedo.
Sin embargo, nuestros padres patrios estuvieron más retribuidos por la nación, cuando sus descendientes de la Cuba oprimida rompieron las cadenas del terror, el miedo y la escasez con gritos de libertad y en estos trascendentales hechos históricos hicieron tambalear a la tiranía, que no podrá apagar el espíritu libertario de la nación y se alcanzarán los objetivos de paz y bienestar con la creación de la República de Cuba.
Libertad era el sentir de todos los cubanos en rebelión en la isla y con ella se pondría fin a la grave crisis humanitaria resultado de un régimen fracasado y la mala administración de su directiva, quienes usurparon y se robaron el país, se enriquecieron con el sudor del pueblo, mientras lo mantenían sujeto a la miseria material e intelectual.
El régimen castrista es una dictadura totalitaria, está muy lejos de ser un Gobierno y mucho menos una República, pues no es más que un estado delictivo donde sus mandantes usurparon el país y lo convirtieron en un narco-Estado. A esa mafia en el poder del país, con todos sus abundantes recursos para reprimir, se enfrenta con dignidad el pueblo cubano, empobrecido en lo material pero rico en lo espiritual e intelectual.
La crisis humanitaria continúa agudizándose en país y el Partido Comunista de Cuba y Miquel Díaz-Canel no tienen solución concreta a corto y mediano plazos para su control y su fin. Es hora de la renuncia de la gobernanza y su régimen y dar paso a un Gobierno de Transición para evitar más daño a la nación y al país.
El designado Díaz-Canel dio órdenes de usar la violencia extrema a sus secuaces del Partido Comunista y las Brigadas de Respuesta Rápida. Esa brutalidad política policial conllevó al linchamiento de varios ciudadanos en las protestas pacíficas; por lo que Díaz-Canel mancha sus manos de sangre de personas inocentes y pacíficas asemejándose a su régimen tiránico en los crímenes de lesa humanidad.
Estos crímenes de lesa humanidad deben ser condenados severamente, en alta voz y claramente por los gobiernos democráticos, las personas de buena voluntad y la comunidad internacional. El apoyo directo al pueblo cubano en su búsqueda de libertad y la solución desintegradora de la tiranía totalitaria comunista, una reminiscencia arcaica del despotismo y la crueldad de regímenes como los del apartheid sudafricano, el nazismo alemán y el estalinismo soviético.
El grito de libertad va cargado de todos los lamentos y llantos de este pueblo. Sufrimientos que llegan al oído del Dios Bíblico; quien por su inmensa misericordia y por nuestros reproches a las injusticias y a la tiranía nos concede nuestros deseos de vivir en libertad. Por eso, esforcémonos y luchemos en todas las ciudades y campos por nuestra libertad, por nuestros derechos humanos y, entonces, Cuba será libre.
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